PIDEN QUESO, PIDEN PAN

Ciudad Obregón, Sonora.

08 de febrero de 2011

Andres Miranda

El día de ayer salió publicado en la sección principal de El Imparcial un desplegado en la página 4 firmado por varios empresarios agrícolas trigueros del Valle del Yaqui, donde aparecen apellidos que son identificados como personas que les gusta lucir su dinero, entre esos apellidos estaban el de Bours, así como los apellidos Brown, Elías Calles y hasta Adalberto Rosas, que dicho sea de paso, está casado con una de apellido Mazón, y algunos otros apellidos que igual les alcanza el dinero para sembrar hasta 1000, 2000 o más hectáreas de trigo.

En el desplegado se quejan de las pérdidas que han sufrido ellos, los grandes agricultores, por la contingencia climática de los días pasados y preveen sobre las grandes pérdidas económicas, sobre la caída en la producción de los alimentos y de un masivo desempleo de los trabajadores en el campo, como si ellos generaran mucho empleo, pues en 500 hectáreas de terreno cultivado con trigo sólo generan 2 empleos; sin embargo tienen razón en algunas explicaciones.

No es raro que ahora que les llega la desgracia a los grandes agricultores estén pidiendo la solidaridad del gobierno y solicitan que se invierta dinero público en ellos para recuperarse de las pérdidas; es decir, cuando a ellos les va bien, las ganancias las privatizan y son sólo para ellos, pero si les va mal piden que las pérdidas las paguemos entre todos con recursos públicos.

Las mezquindad de estos personajes firmantes del desplegado sale a relucir cuando piden con la mano extendida, esperando la solidaridad de todos nosotros mediante la entrega de recursos públicos; sin embargo, no son solidarios cuando de ofrecer se trata, pues estos mismos personajes son quienes se han estado oponiendo a que los hermosillenses, como sonorenses que son, puedan tener agua para beber. Piden solidaridad para si mismos, que son de apellidos pomposos, de apellidos de alcurnia; piden que les den, piden dineros públicos y mientras esperan con una mano extendida para recibir, con la otra mandan señales obscenas diciendo “toma tu novillo”. Están como los Roques de los Maderos de San Juan, que piden su queso o de perdida un hueso, pero no les dan y, ahora, en su desgracia, les toca llorar.

Como si fuese un castigo divino, a los grandes agricultores del Valle del Yaqui les ha caído la desgracia en sus cultivos y les ha pegado donde más les duele: En sus bolsillos y están doloridos. Dicen que cada pecado que cometemos en contra de otros seres humanos se nos regresa, la avaricia y la soberbia a estos personajes nunca les ha faltado. Son avaros y en su mezquindad no cabe la posibilidad de ofrecer agua para que tomen nuestros hermanos de Hermosillo. Son soberbios y en su ciega arrogancia creen que pueden seguir tomando las decisiones en nombre de todos, como lo hacían antes.

Lo que sí es indiscutible es que es necesario que la autoridad intervenga para poder paliar la emergencia por los daños en los cultivos generada por el clima, pero este apoyo debe llegar principalmente a los pequeños agricultores, a los agricultores del sector social, a los ejidatarios que trabajan su tierra, porque son ellos quienes sí resienten directamente las pérdidas porque para muchos son su único medio de sustento. Son los pequeños agricultores quienes están en una verdadera emergencia, los que únicamente pueden cultivar 10 ó 20 hectáreas de tierra.

Los grandes agricultores se han vuelto desagradecidos y mezquinos con los habitantes de Sonora y cuando le dan vuelta a la pirinola para jugar al "Tomatodo", y si de ganar se trata, están ellos formados en primera fila repartiéndose entre ellos las ganancias y les gusta que la cara de la pirinola diga “toma todo”; pero cuando pierden quieren que la pirinola les caiga en el “todos ponen”... y así que paguemos entre todos cuando les cae como una maldición la desgracia; pero cuando las ganancias les llegan, corren veloces antes de que alguien les pida algo y corren felices de shoping a alguna ciudad del extranjero.

Triqui, triqui, tran.