Margarito Montes Parra











Alfonso Valenzuela Segura


Parafraseando al que dice, de quien su nombre no recuerdo: Envío lo que vive el que vive. Les platico lo que yo viví.

Sábado 31 de octubre por la tarde. Acompañado de mi maestro Ulises Celaya Nogales y el maestro Hermenegildo Lagarda Cota, en las oficinas de la PGJE de Sonora, me encuentro con Felipe Velázquez, mi amigo, que me dice: -No Poncho, a mi se me hace que ésto ya se acabó. No creo que el Petro y el Cenobio tengan ánimo para continuar con ésto. Ahora nosotros vamos a tener que arrimarnos contigo.

Así me dijo mi amigo Felipe Velázquez cuando llegamos a la oficinas de la PGJE en Ciudad Obregón.

-Ya sabes, Felipe, que tú cuentas conmigo-. Así le dije, no había ya necesidad de decir más ante el dolor de mi hermano Felipe Velázquez.

-Lo agarraron a la mala porque no se vale el atentado en contra de sus hijos y sus nietos. Sobre todo si él ya sabía en lo que andaba.

No tuve necesidad de preguntarle más, simplemente le dejé mi abrazo.

-Aquí está la Güera. ¿Te acuerdas de la Güera?- Me preguntó Felipe.

-Por supuesto que me acuerdo. Ya sabes hermano que tú cuentas conmigo- Le dije.

La camioneta del maestro Hermenegildo Lagarda Leyva, llevándonos a Ulises y a mí como acompañantes, enfiló a petición mía, rumbo al Campo 5.

Ya en el Campo 5 -¡Qué bueno que viniste Alfonso!- Me dice Manuel Rochín, y su abrazo generoso se entrega en mi seno.

-Dile al ejido Campo 5, Manuel, que aquí estamos nosotros, solidarios con el ejido Cuauhtémoc y tan indignados como ellos.

Para entonces estacionados nosotros frente a la oficina del Comisariado Ejidal Cuauhtémoc, ya habíamos manifestado nuestra presencia. Se acercan a nosotros un personaje que por más esfuerzos que hago por recordar, creo que se apellida Meza, no estoy seguro. Se dice Diputado Suplente, y yo le creo, del diputado Bernabé Arana León.

-Ya sabía que iban a venir ustedes, me dice mi amigo Blanco, porque ustedes siempre han estado con nosotros... y aquí estamos condenando esta barbarie. Nosotros ya sabíamos que Margarito tenía cuentas pendientes, como todo líder agrario, igual que ustedes, pero lo que no se vale es que se lleven parejo a sus hijos y a sus nietos.

-Volteando a ver al Pollo Castelo le llamé por su nombre: -Raúl, vente para acá, aquí estamos en la plaza del Campo 5 y ante la tragedia hay que estar con ellos. Lo mismo le dije a Manuel Arenas.

Estában ahí Manuel Arenas, el Ing. Esquer de la Procuraduría Agraria, el Ing. Gómez y llega el tío de Margarito Montes Parra y un hijo de él, del tío, quien nos dice: -El cuerpo llegará a las 11 y media de la noche. Aquí va a estar en la plaza y de aquí a las 3 de la maña, de mañana domingo, la señora se lo va a llevar a Hermosillo. Yo creo que el sepelio de mi tío va a ser mañana en Texcoco.

Habían pasado con nosotros para saludarnos varios compañeros ejidatarios del ejido Campo 5. También pasó el diputado de la legislatura actual Raúl Acosta Tapia, quien, sin venir al caso, al final terminó diciendo: -Alfonso, mi solidaridad y ojalá tú me concedas la posibilidad de conversar próximamente a solas contigo.

Presentes estaban también Andrés Terán, Raúl Castelo Montaño, nuestro estimado Pollo, el Ing. Lagarda Leyva, el Ing. Esquer, Manuel Arenas Caballero y otros.

Por teléfono se reportan Marcos Mercado, Jorge Mercado, Joel Jara, Víctor Acuña y otros.

La tristeza por supuesto es indiscutible, sobre todo porque muchas obras del Campo 5, incluyendo la plaza donde sería velado, fueron gestión y obra de Margarito.

Pregunta Felipe Velázquez -¿Y qué vamos a hacer con este movimiento de pescadores? Ahora, Poncho, nos vamos a tener que arrimar contigo porque, como ya te dijeron, ésto ya no dio pa' más, y no creo que el Petro y el Cenobio llenen el lugar de Margarito.

Siguiendo la plática con Felipe comentaba: -A mi lo que me gustó es que el Memo nos mandó al Subsecretario... ¿Como se llama?... de Gobierno cuando estábamos en la carretera.

-Es el Subsecretario A de Gobierno, el que vino a platicar con ustedes en la carretera- Le dije.

-Si. ¿Pero cómo se llama?

-Fernando Rodríguez.

-Lo bueno es que nos recibieron en el Palacio de Hermosillo. Ahí nos dijeron que no hay dinero, aquél se lo llevó todo, pero ustedes cuentan con nosotros. Alguien nos dijo que unos días antes de irse todavía, aquél, se llevó 340 millones, así nos dijo... y así quedamos.

Yo no quiero juzgar acerca de la vida de mi amigo Margarito, lo que se es que no se vale que lo embosquen asesinando a sus hijos y a sus nietos. Uno ya sabe que estos riesgos se corren, pero no se vale que le cobren a uno las cuentas en compañía de la familia.

-A las 11:30 va a llegar el cuerpo de Margarito-. Dice el tío de Margarito, Parra Mares, acompañado de su hijo, sobrino de Margarito, y a las 3 de la mañana, de mañana domingo, se lo va a llevar la viuda a Hermosillo y, desde ahí, a Texcoco.

Me dice Blanco, quien ha sido Presidente del Comisariado Ejidal de Ejido Cuauhtémoc Campo 5: -No nos vallan a dejar solos, cabrones, porque ahora sólo ustedes nos quedan... y no te hagas pendejo Poncho.

Para entonces ya se había ido el diputado Acosta Tapia, que es diputado de este distrito al que pertenece el Campo 5, pero antes de despedirse nos dice: -Esta canallada nunca debió haber pasado- Y me repite una vez más -¡Oiga! ¡No la chingue! Yo necesito platicar con usted a solas.

No había necesidad de más y le propuse a Manuel Arenas y a Raúl: -Vámonos Pollo. Y así fue.

Confieso que para entonces varios six de tecate ya habían circulado y nosotros no éramos ajenos a su efecto.

Hay más. ¿Pero estoy obligado a platicar todo? ¿Cómo le haces para reaccionar ante el vil e injusto asesinato del amigo?

Yo recuerdo cuando el día 2 de septiembre, invitados a palacio por el presidente Felipe Calderón, antes de abordar el autobús frente a la SAGARPA, Margarito me dijo: -Poncho, antes me saludabas.

Abordamos el autobús varios funcionarios y nos invitaron a subir a algunos de nosotros, líderes nacionales, Margarito, Álvaro López, Juan Leyva, Nacho Iris y yo.

Cuando llegamos frente a la Catedral, Margarito me alcanza y me dice: -¿En qué campaña estuviste?

-En la del Memo.

-Es cierto, me dijo. Y sin venir al caso agrega: -Yo ya voy a volver a Sonora y se que cuento contigo, ojalá que el Memo se atreva a proponer un nuevo modelo de desarrollo agrario para Sonora, porque a esto se lo está llevando la chingada.

-Si-, le dije, -Tú ya sabes que cuentas conmigo. Que bueno que te devuelvas pa' tu casa.

Nunca más volví a platicar con él. Hasta ahora que en ausencia le hablé.

Si yo te platico a tí, amigo cibernauta, lo que yo viví... y viví otras cosas, como cuando Margarito y otros de nosotros fuimos fundadores del Congreso Agrario Permanente.

Pero en fin, aquí te dejo mi primer testimonio.


El Poncho.

alfonsovalenzuela_unorca@hotmail.com